lunes, 28 de junio de 2010
Motivos
Hace poco más de una semana murió Saramago. Cuando se conoció la noticia no supe cómo reaccionar, al rato me fue dando congoja, como si se hubiera tratado de un familiar o un amigo muy cercano. Podía suceder en cualquer momento, ya se sabía que estaba enfermo. ¿Por qué no me fue indiferente como otras cosas este suceso? me pueden achacar cursilería, me pueden enviar a ver telenovelas para explorar el llanto absurdo de la representación. En Guatemala, la verdad, ya no existen motivos para llorar: la politica nacional con sus ires y venires parece que no tiene arreglo, las noticias de desastres son diarios y como aquí estamos acostrumbrados a reaccionar con la noticia de coyuntura, la del día anterior pasa el momento de moda, así que más drama, imposible. Pero la muerte de Saramago me provocó tanta tristeza, quizá porque ejemplares humanos como él son más bien escasos y para ajuste, no hay repuestos...eso es un motivo para llorar hoy día. Poco después murió Monsiváis.
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