Detesto el arrullo de las palomas
cuando el verano comienza,
¡son tan bobas!
cuando se posan en el asfalto
y buscan alguna semilla,
cuando creen que el día marcha a su ritmo,
cuando creen que pueden cantar
bajo la llovizna o bajo el sol, sin diferencia alguna.
Detesto las palomas porque equivocan las horas
y comienzan a cantar a las siete de la mañana,
la hora más aburrida.
Es tan monótono su barullo,
no saben entonar, no afinan,
no serían cantantes nunca
por eso detesto su estúpida
y pacífica vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario